lunes, 5 de septiembre de 2016

Nacimiento, vida y muerte de las estrellas

Documental de History Channel sobre la vida de las estrellas



Transcripción resumida del documental de History Channel sobre el nacimiento y muerte de las estrellas.
Esta entrada es una colaboración de Geno Figueroa.

Las estrellas son esferas luminosas de gas sobrecalentado con un tamaño mayor que cualquier planeta. Cada una de ellas tiene una historia que contar, un nacimiento traumático, una vida al límite. La estrella se forma en un primer momento gracias a la gravedad; después esta intenta aplastarla.  Su muerte sacude los cielos. Todo estalla creando un destello deslumbrante. Es la mayor explosión del universo.
Por qué todos los seres humanos deben su vida a la muerte de las estrellas.

Los pilares de la creación son un criadero estelar donde se desarrolla el proceso de formación de nuevas estrellas en las regiones centrales. Estos pilares forman parte de la nebulosa del Águila, una de las millones regiones de formación de las estrellas del universo.  Los pilares son altísimas nubes de polvo e hidrógeno. Este es el más abundante y ligero de los elementos periódicos y es la base de las estrellas.
Nebulosa Hélice
Dentro de una nebulosa agrupaciones de ese gas y de polvo se funden en nubes de menor  tamaño unidas por la gravedad. Esta es la fuerza que une las cosas, creando los planetas, las estrellas y las galaxias del universo. Es una de las principales fuerzas de la astronomía y su producto principal son las estrellas. Las estrellas son la unión de masa más básica creada por la gravedad. Cada nube que se contrae puede producir miles de estrellas.
Las nubes (extensiones de gas y polvo) dan sus primeros pasos bajo temperaturas terribles  menores a los 0 grados. Pero a medida que actúa la gravedad estas se fragmentan y se condensan y el calor comienza a aumentar. En unos pocos cientos de miles de años la nube gira hasta convertirse en un disco plano. La gravedad hace que el centro forme una esfera donde el calor asciende hasta superar el millón de grados. Este sistema brillante se llama Protoestrella.
Protoestrella
Después de millones de años el núcleo de hidrógeno se calienta hasta superar los 10 millones de grados. Entonces sucede algo increíble. El núcleo se calienta hasta tal punto que produce una explosión termonuclear. Significa que hay mucho calor y los átomos pequeños se fusionan y se vuelven grandes. El hidrógeno se choca y nace el hélio. Esta reacción nuclear (lucha y explosión constante) producirá la energía de la que se alimentará la estrella a lo largo de su vida aportando una fuente constante de luz y calor. Brilla por sí sola y genera su propio calor: lo que hace que una estrella sea una estrella. Si hay fusión hay estrella. Después de su nacimiento la vida de una estrella será una lucha constante, una guerra sin cuartel contra la gravedad.


La gravedad le da vida inicialmente pero luego quiere destruirla. La gravedad nunca se da por vencida, quiere unirlo todo. Por lo tanto, para que una estrella tenga una vida duradera ha de hallar una manera de luchar contra la gravedad. Para luchar contra esta es necesario encontrar una fuerza que actúe en dirección opuesta a la gravedad.
Así, la fusión nuclear facilita la cuerda en forma de presión. El calor hace que todas las partículas de la estrella se muevan con rapidez hacia afuera, lo cual produce una presión que ayuda a la estrella resistir la gravedad. La fuerza interior es igual a la exterior ejercida por la gravedad. Así que la estrella puede seguir donde está. La mayor parte de la vida de la estrella transcurrirá en este estado de equilibrio. Esta es la fase llamada secuencia principal. En esta se encuentra el sol y por eso nos aporta la misma cantidad de energía casi todos los días, haciendo la vida posible.
Nuestro sol en su secuencia principal
No todas las estrellas en la secuencia principal son iguales. Algunas son más pequeñas y frías, otras más grandes y calientes. El grado de calor del cuerpo está relacionado al color que emite. Mientras más calor es más azul o ultravioletas, las estrellas más frías emiten luz más rojas. Las enanas rojas son más pequeñas y frías que el sol, siendo el tipo más común del universo. Pero no las vemos tanto.  Por otro lado, las grandes y azules son más calientes y grandes que el sol y hasta 10 000 veces más luminosas.
Enana Roja
El tamaño sí importa. La masa es un factor fundamental en la historia de las estrellas. Las más masivas tienen vidas más cortas. Estas tienen más combustible, pero lo gastan en mayores cantidades también. (Acá entra la metáfora del black Jack en el documental.) Cuando mayor es la masa, mayor será la temperatura, la presión, la velocidad de fusión, todo se acelera en proporción a la masa. Es un cálculo simple, depende del combustible disponible y de la tasa de transformación. Las estrellas más grandes viven de prisa, derrochan energía, van a pecho descubierto. Una estrella masiva puede morir en un millón de años. Pero las más pequeñas pueden durar hasta billones de años.
Gigante azul
No obstante, ninguna estrella puede continuar en la secuencia principal indefinidamente. Dicha fase solo dura mientras la estrella tiene combustible, cuando este se agota, cesa la fusión y la gravedad gana. La gravedad nunca abandona. Sino lucha contra la gravedad, le espera la muerte, un cataclismo. El tamaño de una estrella no solo afecta su longevidad sino también determina su muerte. Las estrellas masivas terminan en una violenta explosión, mientras las más pequeñas están condenadas a consumirse lentamente.
Cuando se acabe el hidrógeno se acabará la fusión y la gravedad ganará otra vez aplastando la estrella. Para sobrevivir necesitará una nueva fuente de energía. Tiene Helio a mano, pero para quemarlo la temperatura del núcleo debe ser 10 veces superior. Cuando más pesado es el elemento molecular, más temperatura y fuerza de choque se requiere para llevar a cabo la fusión que libere la energía. Pero a medida que se contrae, la estrella recibe ayuda de la naturaleza, el núcleo se sobrecalienta gracias a la misma presión gravitatoria que trata de aplastarla. A los 100 millones de grados puede convertir el helio en carbón en una jugada arriesgada por la supervivencia.
Pero esta lucha es solo para retrasar lo inevitable que es irse a pique. Para una estrella lo inevitable es la muerte. Las reservas de helio se consumen muchísimo más rápido. Y luego pasa a quemar carbón. Esto ocurre en el último 10% de la vida de la estrella. El enorme calor provocado por la combustión de helio hace que las capaz exteriores de la estrella se hinchen. En este punto la atmósfera exterior de la estrella será contenida de forma tan débil por la gravedad que comenzará a evaporarse. En una serie de, lo que el doctor denomina, eructos cósmicos, expulsará las capaz exteriores de gases que la gravedad contiene a duras penas. Así se irán al exterior algunas masas de gas iluminadas por la caliente estrella central provocando el fenómeno de nebulosas planetarias, bellas masas brillantes de gas en torno al núcleo agonizante del sol.
Sin la fuerza interior del núcleo estelar, la gravedad se hace con el control. La estrella empieza a desplomarse sobre sí misma, como un alpinista que no tiene más fuerza para agarrarse. Su posibilidad es encontrar una saliente en la roca sobre la cual pararse. El saliente es como un apoyo que le permite enfrentar la gravedad sin tener que usar energía. Algunas estrellas encuentran un gran punto de apoyo como esto en los electrones, minúsculas partículas cargadas negativamente. Estos no se gustan nada los unos a los otros y no se les puede comprimir. Cuando se intenta comprimirlos, la presión de los mismos puede enfrentar la gravedad como hacía la fusión del hidrógeno. Así se sostiene la estrella. Cuando la estrella se ha comprimido tanto como el tamaño de la tierra, la presión producto de la degeneración de electrones se hace con el control. La gravedad ya no puede seguir contrayendo la estrella. Pera esta se enfría hasta convertirse en un extraño remanente estelar conocido como enana blanca, como la sirio B, que se distingue a duras penas de la estrella sirio A, la más brillante del firmamento.
La Sirio A, la más brillante en nuestro firmamento













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